martes, 18 de marzo de 2014

En algún momento de la noche

En algún momento de la noche
cuando todavía no dormía, pero no estaba despierto
todo aquello que conozco como espacio y tiempo
se abrazó en mí, para no ser ninguno.

Como en la más desquiciada de las narraciones mitológicas
un molusco informe y traslúcido envolvía a una nube
nube de vacío, nube de interpretación
dispuesta a llenarse con cada mensaje que su contraparte brindarale
y en el estrecho margen que les separaba
surgía yo, retorciéndome entre el sentido y la sensación.
Fue tan eterno este encuentro sexual entre cuerpos celestes
como el par de minutos que duró.

Cuando la distancia entre ambos no fue más
cuando mi cuerpo les tocó al tiempo, desaparecieron
y todo en mí fue un río de imágenes familiares desbordando torrentes sanguíneos.
Dentro de la ilusión que fui, reconocí tactos que había sentido
pude ver miradas que me había encontrado antes
reconocí sabores de otras pieles, olores de otros sudores, sonidos de otros pulmones.

En algún momento de la noche, de este tiempo, de este espacio
mientras sin planearlo buscaba caer sumiso ante el sueño,
surgí en un espacio y en un tiempo que no conocía para ser algo que nunca fui.
Un par de minutos después, desperté en el lugar en el que siempre había sido
descubriendo que en mi muerte no hay luz al final de ningún túnel
ni la revisión juiciosa del anecdotario de mi vida.
Allí, en aquel entonces en el que por minutos morí
todo fue un encuentro sexual en algún paraje desconocido
en donde por un breve pestañeo, de nuevo nací.

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