lunes, 8 de octubre de 2012

Tal vez la vi; tal vez sólo habló.

Como hombre torpe, simple, temeroso;
Como hombre regular al fin y al cabo
Uno sucumbe con facilidad
Ante la fortaleza femenina.
Eso, a lo que llamarían sensualidad,
Está aferrado al carácter determinado.

Ella, por ejemplo, nunca me ha enseñado su rostro.
La vaga estela, que guardo en mi retina
No es más que una sonrisa y un beso enviado a nadie;
Momificados
Ilusorios
Inexistentes en el momento.
Aun así, sus voces
(¡Sus voces, sus voces!)
Pueden retratármela
Con su sarcasmo en los días de mierda
Con su vehemente felicidad
Con el agotamiento cotidiano
Incluso, con el silencio en ella.

Eso que llamaría sensualidad
Eso que ella domina inocente
Tan difícil de ignorar, tan peculiar,
Es eso que la hace visible
Es lo que hace que mi cabeza la dibuje
Que sienta haberla visto
Algún día en algún lugar.

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