lunes, 16 de mayo de 2011

Apacible gracia.

Inhalo y exhalo, tan lentamente que el mundo parece desaparecer frente a mis narices.
trato de encontrar una imagen a la cual aferrarme fuertemente, pero al parecer no lo logro, y vuelvo e inhalo,  como anoche, como las ultimas noches.

Adentro, la calma reside; a fuera, la vida revolotea. Y de nuevo son tus ojos, los que aparecen en una noche de rocío apacible, de elegante sensualidad. Unos cuantos sonidos que te recuerdan, me envuelven en tu magia. Es la noche quien hace el resto.

Se, desde muy en el fondo de mi alma, que todo es incierto, pero nunca antes me había sentido tan tranquilo con semejante incertidumbre. No importa quien cante, yo solo encuentro resguardo en mi oscuro ser, en mi desvariado corazón. ¿Como puedes apoderarte de mi cabeza, con tan sutil pretensión?¿como huir de tal accidental atracción?

La noche toca su canción, y es mi soledad quien la tararea en su interior. Vuelve el juego de la seducción, vuelve ese deseo de desaparecer en medio de la nada, para encontrarte a lo lejos, en mi interior.

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