domingo, 23 de diciembre de 2012

Imaginándola me perdí.

Y la imaginé una noche, un domingo.
Un día de esos que no pasa nada
Un noche de esas pasó ella.

La imaginé delgada
como me obligó,
como insistió ella.
La verdad es que me gustó.
La imaginé como me gusta a mí
en una imagen tenue,
con la luz suficiente.

La imaginé con tal fuerza
que me perdí en su espalda,
entre pliegues marcados,
entre tonos de gris.
Bailando el ritmo que fuese
perdí cualquier tipo de noción:
tiempo, día, hora, año
realidad, ficción, limbo;
hasta que solo quedó ella.

Imaginándole me perdí
entre delicadas lineas curvas.
Entre sus tonos
Y los que yo inventé.


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